martes, 30 de noviembre de 2010

Confío en todos los hombres, pero desconfío del demonio que llevan dentro


El tema de la mafia en el cine no es nada nuevo pero no por ello ha perdido su encanto. Aunque sea un tema harto manido y utilizado hasta la saciedad, hay muchas buenas obras en la historia del cine que logran convertirse en inolvidables. El atractivo reside en el misterio y la intriga, así como la fascinación que ejercen las estafas, fraudes y demás argucias y artimañas utilizadas por ladrones de guante blanco. Es, en definitiva, un tema interesante.

M.A. es una buena amiga. Siempre está ahí con su sonrisa dispuesta a escucharte. El comentario de esta película va dedicado a ella. Siempre escucha y me hace caso cuando le recomiendo algo, igual que yo la escucho cuando me recomienda música de la buena y películas de las buenas. Verdaderamente tiene muy buen gusto,  Y gracias a ella he vuelto a echar un vistazo a The Italian Job. Así que tómate esta crítica como un pequeño regalo/homenaje. Gracias, muchas gracias.

La manera de robar en la primera escena es antológica. Como en los dibujos animados, a través del suelo. No una vez, sino dos. Con Edward Norton a la cabeza y todo un equipo de mafiosos.

20 minutos de película y sorpresa de las grandes. Bienaventuradas sean las historias que todavía guardan encerradas en sí mismas la capacidad de sorprenderte con un giro inesperado en los acontecimientos. Hay alta traición y alguna vez escuché por ahí aquello del Código de los Ladrones. Pues no le robes a un ladrón y menos si es algo personal, no se pueden robar vidas.

Lo demás, un equipo. Cada uno con una función. Una pieza clave, en cada golpe, aunque ahora necesiten a una más en el grupo, un refuerzo con manos más suaves y delicadas capaces de culminar las labores. Me refiero a Charlize Theron, que hace un papel muy interesante, una mujer hecha a sí misma, muy seria.

La alineación es impresionante. Veamos los miembros del equipo:
-El guaperas conductor es Jason Statham y es el encargado de seducir y conducir. Todo un dandi versión golfo.
-El informático rarito es Seth Green, genio y figura, aunque las bromas vayan a su costa. Todo lo electrónico corre a su cargo.
-El artificiero es Mos Def, encargado de las detonaciones y del trabajo "menos fino", medio sordo debido a una explosión en la infancia que él mismo provocó. Ya apuntaba maneras desde pequeño. Nos aporta un buen toque de humor.
-El cerebro pensante, Mark Whalberg, que lo maquina todo a la perfección. Es la cabeza visible y el eje de todo el equipo.
-Por último se une, como ya hemos dicho, Charlize Theron, la abrelatas.

Mark Wahlberg al que no profeso mucha admiración, consigue interpretar bien el personaje y logra salvar los muebles; como protagonista, así debe ser. Por suerte, esta faceta le sienta bien. Aunque ya conozcáis mi opinión sobre el monopolio que existe en cuanto a expresión facial para este hombre, por lo menos aquí sonríe, y no le saltan las costuras.

Y en el papel de enemigo público, Edward Norton. No sé que más decir sobre este hombre. Quizá este papel no esté a la altura de American History X o El club de la lucha, pero sigue siendo un papelón. Creo que estoy enamorado cinematográficamente hablando, de este sujeto. Puede que sea mi actor favorito, sino el mejor, entre los tres primeros.

The Italian Job, mafia y Venecia. ¿Existe algo que reúna ambas cosas? Pues los más grandes, HOMBRES G con uno de sus temas más impresionantes nos lo muestra. Nadie nos lo puede explicar mejor que ellos.

Venezia
Io sono il capone della mafia
Io sono il figlio della mia mamma
Tu sei uno stronzo di merda ¡JA! ¡JA! ¡JA!
E un figlio di troia in Venezia Venezia... Venezia... Venezia...
¡CHA! ¡CHA! ¡CHA!
Lo tengo preparado, tengo las maletas. Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas. Pasaremos de la mafia, NOS BAÑAREMOS EN LA PLAYA...

jueves, 25 de noviembre de 2010

En cualquier escalera de España


Iba yo tan tranquilo paseando por las calles de Murcia, las calles de los pudientes, y he visto un escaparate con un bonito traje de arlequín. Mis neuronas se han puesto a funcionar y he pensado en todos los arlequines que he visto en mi vida. He llegado hasta el hueco donde se esconden los trozos de películas que guardo en mi memoria, los trozos de series, los trozos de dibujos animados y he recordado una escena de lluvia en la que Carmen Maura recogía del suelo una carta con un sonriente Joker, un augurio de buena suerte. Pero claro, con los arlequines ya se sabe, que traen buena suerte pero son muy pícaros.

Y así, surgida de la nada, de improviso, sin pretenderlo, me ha venido a la mente todo lo que significa La comunidad. Es una película española de Alex de la Iglesia. Me atrevo a ver pocas películas españolas, y puedo contar con los dedos de la mano las que recuerdo gratamente, pero ésta es una de las mejores. Alex es un gran director y tiene títulos bastante interesantes; un poco minusvalorado en este mundillo del cine donde "otros" que son llamados “genios” hacen unas películas "de aquella manera" y una vez que alcanzan la cima no pueden bajar los pies a la Tierra. Desde luego Alex no se lo tiene creído, y esperamos que así siga siendo, porque de vez en cuando nos ofrece estas perlas.

Por otra parte en la película aparece Carmen Maura. Me parece muchas cosas, podría calificarla con muchos adjetivos, casi todos buenos, pero me basta con decir que para mí es la mujer del cine. Es divina sin ser una diva. Es interesante siendo sencilla. Una gran actriz española, con un gran director español, y una película española que se puede ver y puede entretener. Hay que darle una oportunidad a este cine antes de pisarle el cuello, aunque a veces se lo busque él solito.

¿Qué tiene de especial esta película?  Pues para mí bastante. Está englobada en ciertos grupos de clasificación de películas que yo mismo hago. Por ejemplo, está en el grupo de películas que he visto más de un par de veces, porque me absorbe la trama, me gusta; es de esas películas que cuando un día cambias de canal y te pilla por sorpresa en la tele, te quedas con ella, aunque ya sabes cómo termina, permaneces expectante y la vuelves a ver. Son esas obras que nunca te pesan.

Otro grupo es el de las películas que ves cuando eres demasiado pequeño, y no puedes abarcar todo el sentido. Te falta haber vivido cosas para entender otras cosas. Aquí se necesita experimentar avaricia, codicia y necesidad para entender los ojos viciosos, avariciosos, codiciosos y ciertamente, muy necesitados.

De la película podemos decir que está plagada de actores españoles que tienen nombre en muchas series, gente importante porque lo hace bien e interpreta bien. La trama es genial, donde cualquiera puede apuñalarte por la espalda y en cierta manera, uno se siente tan observado, vigilado y perseguido como Carmen Maura mientras está en su casa (prestada).

Escenas geniales donde un AJEDREZ no es lo que parece y un anuncio de Don Limpio te hace ser muy, muy rico. Todo motivado por el poder de atracción y persuasión del dinero, puesto por encima de la vida humana de una persona, dos o las que se interpongan.

Momentos para recordar, muchos. La escena inicial que todavía me sigue poniendo el vello de la nuca de punta (lo que hace un gato), momento STAR WARS con unos prismáticos y el inesperado final, que culmina como una partida de Monopoly; si es que alguien ha conseguido acabar alguna vez, claro.

Recordad que la avaricia hace que 15 hombres vayan en el cofre del muerto... Ron.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Soy el tipo más peligroso... Controlo los calzoncillos


Edward Norton ha participado en películas que hoy día considero básicas en la historia del cine. Y si ha  sido parte de esas películas de culto, será por algo. Sabe hacer dos papeles tan distintos y ambos tan logrados que dan ganas de hacerle un monumento. De repente llegaron esos dos años maravillosos de este fabuloso actor. En 1998 American History X y sólo un año después El club de la lucha. Con American History x se le escapó el Óscar al mejor actor a nuestro querido Norton, pero solo porque pasaba por allí Roberto Benigni con su increíble interpretación en La vida es bella. Ese año el Óscar debió de partirse en dos, un trocito para cada uno.

American History X es todo un documental. Porque te enseña lo que te pasa cuando eres malo. Es una de esas películas con moraleja, con mensaje, con segundas intenciones y todo lo subliminal que cada uno pueda inferir de las escenas en blanco y negro. Otra vez el blanco y negro en una película, y otra vez está justificado: es por algo. La mayoría de cosas importantes están así, sin color, para que sólo prestes atención a lo que dicen, a lo que hacen; para que mires los ojos ciegos de Norton. Él... que presume de abrir los ojos...

Derek es un neonazi. Es una raza superior... o eso cree él. Discursitos por allí, discursitos por aquí. Y repitiendo una y otra vez la perorata, se convence él mismo de que lo que dice es verdad. Por desgracia, logra convencerse a sí mismo y a cuatro idiotas que van con él. Desgraciadamente otra vez, involucra a su hermano pequeño en ese mundillo fecal, en esa amalgama de detritus que lleva por bandera una cruz gamada y que sólo entiende de odio, racismo y puños americanos. Se siente un Dios, se siente un rey, pero no se puede jugar a ser un vaquero (siempre BLANCO) justiciero y tomar libertad de acción.

Casi todo se paga en esta vida, y a veces se necesita recibir una buena tunda y ver como todos esos BORDILLOS te rebotan a ti. Derek entra en la cárcel y sigue convencido de su ideología. Pero poco a poco pasa por un proceso de iluminación. Recibe POR TODOS LADOS, ve como los latinos se mezclan con los arios por la droga, descubre que todo es una patraña, que los ideales no existen y lo que prima sobre el resto es el interés, que el odio lo ha llevado a una vida miserable en la cárcel y que se está pudriendo y su única diversión es un partido de baloncesto. Menos mal que al final se quita la venda.

Cuando sale de la cárcel es otra persona. Ha pasado la expiación divina, ha sido perdonado e intenta cambiar lo que estaba mal. Se intenta apartar de su antiguo mundillo pero todos reclaman a su antiguo dios. Aún así, no es tan fácil. Los ambientes enrarecidos dan asco, y aquel tugurio donde se forja el odio de su hermano, donde antes él subía al estrado dando discursos de cómo y dónde golpear a un negro, se convierte en el infierno. Intenta sacar a su hermano de allí, pero su hermano se ha convertido en lo que era él, y quizá necesite un proceso de expiación que nunca tendrá.

La película tiene una parte final que es lo que más me gusta, y a la vez lo que te hace bajar los pies al suelo, patear la grava y comprobar que la caída es dura, cuando se sube demasiado. Un golpe que entumece los músculos y astilla los huesos. Cuando crees que todo va a salir bien, cuando parece que las cosas tienen arreglo, el momento final de la obra nos demuestra que casi siempre, lo que mal empieza, mal acaba, y debemos enmendar cuanto antes nuestros errores, porque a veces alcanzan tal gravedad que no tienen vuelta atrás.

Acabo con esta obra maestra y dejo para el final a Lamont. Un negro que está en la cárcel y que controla los calzoncillos... Para mí, un ideal de grandeza que en teoría tiene un papel testimonial simplemente, pero no puedo dejar de pensar que es la clave de la película. Lamont, ese hombre que nos recuerda, que todos somos iguales, con sábanas blancas o sin ellas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Trilogía de Jim Carrey (parte III) El show de una vida


Nos ponemos en pie y aplaudimos para hablar de esta película. Atención al dato: Es de 1998, no hace falta gran tecnología ni efectos especiales increíbles para crear una película espectacular y emocionante. Hace ya mucho tiempo que se rodó, y cuanto más nos sorprende una película anterior, es porque sabe guardar la calidad.

Otra película de Jim Carrey y para sorpresa de los que no la han visto, esta vez no es una comedia. Es un gran drama, con un grado de sensibilidad que puedes acariciar la pantalla para secar las lágrimas de Truman.

La película tiene una potencia que se encierra en la mente de Truman. Esas ansias de volar, esas ganas de huir, dejarlo todo, apartar los chismes del escritorio a un lado y que se precipiten al vacío de la papelera. Barrer a toda esa gente que lo ahoga con la rutina y salir corriendo. Su vida es una mentira, que tapa a otra, y aunque en la película vista unos ridículos pantalones cortos de cuadros escoceses, está muy desnudo, indefenso ante los ojos de la humanidad que lo contempla sin pudor y sólo le otorgan un abrigo de falsedad.

¿Dónde quedó su pudor? ¿Para cuándo la intimidad de una noche a solas? Los ratos de expansión mental que te hacen hablar solo, frente al espejo... Y en esta película anegados por un torrente de ojos viciosos que necesitan saber día tras día que ha hecho y dicho su mono de feria.

Un bucle de recuerdos que todos conocen. Nuestra cara en cojines, tazas con nuestro nombre y un utensilio de cocina que sirve para cortar, pelar y triturar, todo en uno, acompañado de una gran taza de humeante Moca-cao.

¿Cuántas veces se puede engañar a un hombre? Una, dos, doce, veinte... Si eres Truman las que quieras. Y encima dirán de él que la culpa es suya. Que se deja y se conforma con lo que tiene. Como dicen en la película si nos ofreciesen esa realidad muchos aceptaríamos cerrar el pico y seguir viviendo felices, dentro de una mentira, pero felices. Pero el amor lo mueve, y hace que necesite buscar lo que siente. Perseguir una cara en las revistas, una promesa, una ilusión. Siempre nos quedará Fidji.

Con todo esto Jim Carrey demuestra que el encasillamiento no es justo. Grandes comedias pero, mejores dramas. Sabe llorar, sabe sufrir, sabe amar y sentir miedo por un recuerdo trágico en el agua. Parece triste e injusto acabar así, pero hay que sentirse orgulloso de la valentía de seguir adelante, después de tocar EL FIN DEL MUNDO con una barquita, tras haber descubierto que todo es un trozo de cartón y plástico... y tener fuerzas para llegar al final de la película, Truman y Carrey, los dos juntos, y acabar con una sonrisa, esa sonrisa que nadie le podrá quitar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Trilogía de Jim Carrey (parte II) El color de este rotulador es ¡¡¡...Rrrrrr...!!!


Y vamos a seguir con el pequeño tributo a Jim Carrey con una peli bastante conocida como es Mentiroso compulsivo. Es una comedia de las de toda la vida, aunque comedia es un nombre demasiado serio para esta pelicula. Su categoría verdadera es: Peli de risa. Porque todo el rato produce eso, risas, por todos lados.

Menuda peli. Puedo asegurar que es la comedia que más veces he visto, de esas que tienes en cinta y rebobinas millones de veces hasta que el viejo vídeo de mamá no da para más.

Las caras de Jim Carrey en esta película son insuperables. Su boca es un pedazo de plastilina, moldeable con posibilidades infinitas para cada ocasión. Sobre todo por eso, y por el guión original, hacen que la forma de contarlo de Jim Carrey y como se adapta en cada escena sea algo que recuerdas siempre. Estoy casi seguro de que no hay un lapso de tiempo superior a 3 minutos entre escena y escena sin risas. Las bromas están acumuludas en toda la película, y a la vez muy bien repartidas.

Hace mucho, pero muchísimo tiempo que no la veo. Pero siempre estoy dispuesto para repasar y otorgarle el visionado oportuno, a pesar del agobiante TIEMPO que me come las entrañas. Aún así no me hace falta visualizar para imaginar en mi mente las escenas, inmortales, grabadas a fuego: Cuando se da una paliza a sí mismo, la Garra, escenas increíbles del juicio, su oficina y el fatídico rotulador...

Es injusto y pido disculpas, pero me faltan palabras y tiempo para expresar como me dolía cada músculo abdominal, (no se ven, pero los tengo) tras ver esta maravilla. Esta obra que yo consideraría la mejor comedia que he visto, y la mejor película de Jim Carrey. Sí que es la mejor comedia, pero no es la mejor película de Jim Carrey, porque lo siguiente es la apoteosis del cine. Lo mejor está por llegar. Su papel definitivo... El show de Truman.

martes, 9 de noviembre de 2010

Trilogía de Jim Carrey (parte I) Don Niño Bueno y Mr Malo


Jim Carrey es un grande, y siempre lo será. Haga lo que haga, para mí ya tiene suficiente crédito como para desaparecer de este mundo siendo el mejor cómico que recuerdo, seguido de cerca por Adam Sandler y Ben Stiller, que también son inmensos a la hora de hacernos reír. Durante esta semana quiero dedicarle un pequeño homenaje a este actor por una sencilla razón: como ya dije en una ocasión, la gente tiende a olvidar a las viejas glorias fácilmente, y la memoria distorsiona nuestra realidad; con el paso del tiempo todo nos parece más mundano y se le resta valor injustamente. Por eso expreso mi protesta ya que no lo podemos maltratar como hacemos. ¿Que ya no es lo mismo? De acuerdo. ¿Que puede que AHORA canse y aburra? Está bien, lo acepto. Pero no podemos olvidar todo lo que nos ha dado: horas y horas de dolor abdominal por risotada.

Últimamente recomiendo a la gente que vea El show de Truman y, cuando nombro al protagonista, que es Jim Carrey, la gente la descarta. Eso me entristece. Por ello voy a hacer un escueto repaso a tres títulos en los que ha participado, que me parecen muy importantes: Yo, Yo mismo e Irene, Mentiroso compulsivo y El show de Truman. He decidido hacerlo con estas tres películas sin olvidarnos de otros grandes momentos como sus actuaciones en Ace Ventura, Dos tontos muy tontos, Como Dios, La Máscara, The Majestic, El número 23 y muchas otras. Vamos con la primera.

¿Qué hace Jim Carrey en esta película? Explotar. ¿Por qué es divertido? Porque su cara es muy graciosa, y los guionistas también son un rato ingeniosos. Ahora busquemos profundidad metafísica en la obra. Básicamente es un hombre que  tiene una esquizofrenia bipolarizada que le hace tener una fase de implosión y otra fase de explosión. Hacia dentro y hacia fuera. Es un loco... ¿o no? Que levante la mano el que nunca haya querido pegarle una patada a una silla, quemar un libro de historia mientras estudiaba o darle de collejas a un "listillo". Hacerlo o no hacerlo representa la diferencia entre perder el control o guardar la compostura. Aunque hay libros que merecen arder, sillas que merecen ser pateadas y gente que merece la madre de todas las collejas. Pero normalmente nos aguantamos o nos DESAHOGAMOS CON OTROS.

Demasiada represión, demasiada tortura interna, mental y física, y desemboca en desastre. Pero por suerte solamente es una película y tenemos que reírnos aunque no queramos. Cuando Jim Carrey explota y carga contra todo y contra todos, se vuelve amoral, irrespetuoso... todo un demente. Él sabe hacernos reír, y, como bueno o como malo, lo consigue.

Renée Zellweger es una rubia con carácter que también actúa muy bien en esta película. Desde que vi Cold Mountain, la señorita Zellweger se merece mis respetos. Aquí también lo hace realmente bien.

Y tantos otros personajes divertidos durante la película: los niños negros "gigantes" que son unos hijos magníficos, el lechoso albino que encuentran, los amigos no tan amigos de Charlie...

En general, película divertida para pasar el rato y reír, como siempre, con Jim Carrey.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Una chica como ésa nace con novio



Tengo un amigo de 33 años. La situación en la que lo conocí no era la propicia para la amistad. Pero muy pronto se convirtió en un colega, aún cuando el contexto de nuestros primeros encuentros no acompañaba. Y ahora es mi amigo. Una de sus pasiones son las mujeres. Las idolatra y venera, son una parte importante de su vida y tiene muchas amigas, y se merece tener más aún. Las trata con afecto y siempre tiene un gesto amable para ellas. Todo un CABALLERO. Otra de sus pasiones es la música, y me recomienda escuchar grandes grupos como La Costa Brava, con grandes temas como Treinta y tres. También hablamos de cine, y me recomienda ver grandes series o películas como Beautiful Girls. Y juntando todas estas cosas podemos resumir la película de hoy en el estribillo de esa gran canción: "...Yo tengo 33 y tú eres casi una menor..."       Gracias, Salva.

La película de hoy es una sencilla obra de arte. Respira feminidad, sensualidad, pasión, pureza y juventud. Mujeres guapas, mujeres bellas y mujeres no tan bellas, pero con unos diálogos y unas MENTES tan suculentas que siguen siendo irresistibles. Rindámonos y relajemos el espíritu ante este gran elenco y esta gran historia. Sólo necesitamos ver y escuchar.

Una impresionante Natalie Portman que convencería al más resistente, al más acorazado y al más hermético de los hombres para que la siguiera hasta el fin del mundo. Uno de los mayores poderes de persuasión que he visto en el cine, además agrandado por la virtud de la juventud. Con 15 añitos, un auténtico diamante listo para empezar a ser pulido y convertirse en la gran actriz que es hoy.

Mi querida Uma Thurman, otra bomba en la pantalla que interpreta su papel de chica mala para luego revelar que es una romántica empedernida, lo cual me hace quererla aún más. Lástima su poco tiempo en escena.

La desatada con pelo rojo, muy sensual, infiel y picante Lauren Holly. Se merece nombrarla, sólo por estar ahí. Junto a Mira Sorvino, comedida y leal, que cumple su cometido.

La exuberante Rossie O' Donnell. Casi todo lo que escapa de su boca son verdades como puños. Gigantescas y mordaces, cargadas de razón, y que nadie se la quite, porque menuda es ella. Aboga por la belleza natural y sanciona a los “monstruos de la belleza”. El plástico es una mentira. La carne humana no miente. Aunque sólo se equivoca en una pequeña cosa (A veces el hombre se compromete, os lo aseguro... Ya sabéis chicas, apuntadlo).

Con esto ya tendríamos un gran éxito, pero también hay chicos, y de los buenos. Actores que siempre tienen algo que decir. Noah Emmerich y Matt Dillon son dos de los grandes, totalmente opuestos, uno como padre de familia y otro como golfo sin remedio. Pero con grandes papeles ambos. Pero especialmente me gusta el papel del pelirrojo Michael Rapaport, y su discurso sobre las supermodelos como PROMESAS envasadas con zapatos de tacón, es algo para ver más de una vez. Cómo él dice: “Si ya sabe comer sola, ¡a por ella!”

La mayoría de los personajes están llenos de sentimientos y de potencia interpretativa, muy buen trabajo de casi todos los actores. Soberbio.

En definitiva, una MUY buena película de los maravillosos años 90'. No con una frase inolvidable, ni dos, sino con decenas de ellas. Escenas largas en las que cada palabreja es una alabanza a la feminidad, un cántico a la belleza femenina.

Buenas noches, dulce niña.