domingo, 31 de octubre de 2010

Esto es Halloween, esto es Halloween...


Si Tim Burton no se hubiese dedicado al cine, todo sería muy distinto. Entiendo que hay gente que no lo soporta, al igual que entiendo que hay gente que lo considera un Dios hecho cineasta. Para mí, ni una cosa ni otra, pero puedo asegurar que ofrece un producto diferente, que no te deja INDIFERENTE, para bien o para mal. Su cine es complejo a menudo, pero con las películas de animación crea verdaderas obras de arte con elementos extremadamente sencillos. Y vamos a hablar de uno de sus grandes títulos, puede que el más entretenido: Pesadilla antes de Navidad.

(Realmente la película está dirigida por Henry Selick, pero las ideas, bocetos, poemas y todo lo necesario para crear la historia fue obra de Burton, así que, le atribuimos el mayor mérito a él, porque fue el verdadero cerebro pensante que lo maquinó todo).

Me gustaría hacer una mención especial a los traductores. Los diálogos se pueden traducir con cierta facilidad pero las canciones son algo más peliagudo y tiene mucho mérito hacerlo bien. Porque la música no cambia: No se puede traducir el compás, los acordes y todo lo sonoro de la película. Y la mayor parte de la película es cantada o recitada. Es un musical de animación. Así que les dedico un aplauso ya que, quizás, algún día tenga que hacer algo así.


La gran baza que sacude el esqueleto de esta película es la MUSICALIDAD. Tim Burton busca a alguien que sea experto en eso, y encuentra a su inseparable Danny Elfman. Por si hay alguien que no conozca a este compositor, basta con nombrar algunos de sus grandes trabajos como la música de Los Simpson, Batman, Spiderman, Men in Black o cualquiera de las otras películas de Tim Burton. Un grande de la música en televisión y cine.

En Pesadilla antes de Navidad hay diversión sin tapujos: Jack hace la autopsia a un bastón de caramelo, al osito de peluche y a una bola decorativa del árbol. Esta parte me apasiona.

Los personajes son muy completos. Por ejemplo Sally ansía la libertad. Y si se esparcen sus miembros al caer de la torre, se da unas puntadas y como nueva. Todo sea por escapar. Lock, Shock y Barrel tienen una bañera como transporte... ¡una bañera con patas! Sublime. El alcalde que también actúa como pregonero y su bipolaridad lo hacen muy divertido. Cuando menos te lo esperas gira ciento ochenta grados y cambia de humor. Zero, el perro fantasmal, monísimo. Y por supuesto Jack Skeleton. Es un héroe con aspecto de villano. Simplemente una calavera esquelética que lleva un esmoquin salpicado de rayas blancas, y una pajarita que es un completo murciélago, pero el personaje es tan elegante y humano, que se convierte en el hijo predilecto. Es el Rey del Mal y todos lo aclaman por ello.

Para nosotros la Navidad es algo común, aunque ellos ven Halloween como su fiesta vital, y no entienden nada que no sean sustos, miedo y temor.

Para acabar me quedo con la imagen de Jack surcando los cielos con la luna llena a su espalda, con un trineo tirado por renos de hueso, Zero a la cabeza como linterna y convencido de hacer la mejor Navidad de la historia. No convirtió esa noche en la mejor Navidad, pero si formó parte de una gran película de animación muy entretenida en la que un puñado de personajes ficticios nos hacen bailar, cantar y reír.

¿Qué es?
Los niños tiran nieve en vez de calaveras
Y juegan tan felices y no hay muerte en las aceras
Escarcha en las ventanas, difícil de creer
Y siento en mis huesos el calor de mi interior...

Feliz Halloween.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Soy Constantine, John Constantine... Capullo



"Yo nunca pedí ver" John Constantine

Y muy airada sentenciaba diciendo:
"Eso es ser un pecador. Dudar de Dios. Dudar de su existencia. Derecho al infierno. No se puede dudar. Él está ahí. Tienes que tener fe ciega. Dios nos creó y le debemos fe ciega."

¿Fe ciega? Si Dios nos creó, nos hizo como él quiso. Y si quiso implantar la duda en nuestra cabeza, ¿Quién eres tú para negármela? ¿Y si ni siquiera Dios tiene el poder absoluto sobre nosotros? Él implantó el libre albedrío. Podría haber creado humanos lobotomizados, inertes, ciegos de pensamiento, huecos y simples que lo adoraran sin alternativa.

Él quiere que dudemos y que desconfiemos. Él no puede evitar que exista lo bueno y lo malo, y que a veces nos decantemos por lo malo. ¿Está mal dudar? ¡No! Está mal dudar y elegir la maldad. Pero si sólo por pensar en elegir entre dos cosas mi destino es el infierno, que así sea. Que las llamas laman mi piel y que el Diablo devore mis órganos uno a uno, que escupa mis huesos y que reposen para siempre en el polvo del Averno. Que el Maligno descargue su tridente contra mi pecho, lacere mi piel y me consuma el fuego purificador de almas.

Disculpad que sermonee con este discurso propio pero viene como anillo al dedo gracias al tema de la religiosidad tratado en la película. Mientras escribía el comentario de Constantine navegué por casualidad hasta unos blogs demasiado cristianos para mi gusto. Todo es malo, en exceso. La fe ciega es una asignatura pendiente en la vida de muchos, incluso religiosos. Pero ¿De verdad nos hace falta? ¿Es mejor tener certeza absoluta que duda? Las dudas siempre alimentan mi ánimo, y las verdades absolutas, me traen contradicciones. Pobre Constantine, que tuvo que VER sin desearlo.

Como digo, uno de los pilares de Constantine es la religiosidad. Nos muestran al protagonista como un exorcista venido a menos, que se intenta ganar un lugar en el cielo. Se dedica a barrer las calles de súcubos, arpías y otros demonios, y por si fuera poco tenemos al arcángel Gabriel tocándole la moral. Por alguna razón, para Dios no es válido este trabajo ya que John tiene alguna que otra cuenta pendiente con el Altísimo. Me gusta John Constantine. Me gusta la esencia del personaje y su indiferencia. Keanu Reeves lo hace CONDENADAMENTE bien. Los seguidores del cómic hablan de esta película como una pérdida total de sentimientos originales que si que recogía el formato en papel. Pero ¿Qué más se puede pedir? En mi opinión está bien adaptado. No sé puede convertir un cómic (Constantine está basado en un tebeo, así de sencillo) en una obra cinematográfica sin perder algunos matices. Aunque se ganan otros como ver a los bichejos danzando en la pantalla, oír las toses de John al fumar y dejarte cegar por la luz celestial.

Además la inclusión de objetos místicos relacionados con la religión me apasiona. En esta película tenemos la Lanza del Destino.

Keanu Reeves viste de negro muy a menudo en sus películas. Es un tío elegante, le queda bien. Casualidad o no, en muchos de sus papeles viste exclusivamente con este color: Matrix, Pactar con el Diablo, Ultimátum a la Tierra y seguro que alguno más que ahora mismo se me escapa. De hecho es un actor que me suele gustar. Será por algo; algo debe hacer bien.

Hacemos un alto en el camino y dedicamos unas líneas al compañero de Keanu Reeves en la película, el actor de nombre un poco impronunciable: Shia Labeouf. Después de Constantine le perdí la pista, tanto que no lo asocié unos años después al ver Indiana Jones (El reino de la calavera de cristal). No hice la correlación. Hace un buen papel al lado de Keanu Reeves y también lo hace junto a Harrison Ford. Uno de sus mejores papeles es el de Disturbia. En cambio en Transformers pierde la esencia; todo no puede ser gloria. Últimamente lo estoy REDESCUBRIENDO. Demos gracias a mi amiga Mc por recordarme lo buen actor que es.
Y se acabó. Constantine es lo que es. Aunque en el fondo, tampoco es para tanto.
“Supones que serán los vivos los que tengan el poder de juzgarte, porque los muertos no tendrán derechos sobre tu alma...Tal vez te equivoques” John Kramer

sábado, 23 de octubre de 2010

La cabra se murió, y yo tan tranquilo



Las grandes producciones de cine están colmadas de nombres importantes. Si pensamos un poco vendrán a nuestra mente algunos títulos que aúnan a ciertos actores y actrices que se han ganado el apelativo de ESTRELLA en la gran pantalla. Y por lo general, cuando se mezclan buenos con buenos, el resultado debería ser calidad suprema. O no siempre.

 Como en el fútbol, la suma de estrellas no hace una galaxia, y mucho menos en el cine. Las pelis deben tener personajes desconocidos, actores "suaves" que no destaquen y que dejen lucir a otros más grandes. Cada uno con su papel. Así debe ser.

Con grandes expectativas vino a mis manos la película Los hombres que miraban fijamente a las cabras. George Clooney, Ewan McGregor, Jeff Bridges y Kevin Spacey. Como decíamos, reparto de lujo. Estrellas recién llegadas del espacio, cruzando las capas atmosféricas para aterrizar juntos en una superproducción. Pero sus estelas se difuminan en la pantalla.

Odio estar esperando una película con fe, durante toda la proyección y repetirme a mí mismo: "Pronto llegará lo bueno, pronto llegará lo bueno..." Pero no llega. Y cuando te quieres dar cuenta el nudo, el desenlace y todo lo demás ha terminado, y estás viendo un fondo negro con unos títulos de crédito en blanco. Desgraciadamente aquí ocurre. No consigo conectar la historia. Los conceptos se entienden muy bien, no es que sea difícil, simplemente está mal contado y tiene poco sentido. Es muy melancólica a la hora de presentar el sueño frustrado de ese EQUIPO de fuerzas especiales y diferentes, esos "elegidos" que representaban el combate y la imposición por medio de la relajación y el amor. Ni tan siquiera consiguió hacerme reír de verdad. Esbozos y amagos de sonrisa, nada más.


El papel del periodista, me parece testimonial. Una lástima desaprovechar a McGregor. George Clooney es demasiado histérico y demasiado contenido, todo al mismo tiempo, y ese bigote le quita credibilidad. Y por último Jeff Bridges... no sé cómo describirlo, no me veo capaz... ¿Qué se supone exactamente que querían plasmar? Un canto a la libertad pero muy desafinado. Toda esa maquinaría chirría. Y es una verdadera lástima porque el argumento es bastante interesante, es una idea original. Pero le falta COHESIÓN por todas partes. La necesita a raudales y en cantidades ingentes. Acaba de repente, no te da tiempo ni a quejarte.

El hecho de pensar en poderes psíquicos, telequinesia, telepatía, etc... Es un tema que me resulta interesante; quizá por eso me frustra tanto la película. Con las pocas ideas buenas que hay hoy en día, es una pena desperdiciar el guión tan original. Los hombres que miraban fijamente a las cabras me ENGAÑARON. Puede que yo creara falsas esperanzas para mí mismo, pero si colocan ese título tan prometedor, deberían esforzarse un poco más por darle esa cohesión que necesita la película.

Adiós cabra loca, adiós.


lunes, 18 de octubre de 2010

En la jungla vas a esperar hasta un 5 o un 8 sacar...



El tablero de Jumanji reza más o menos así: “Un juego para aquellos que quieren encontrar... un camino para dejar su mundo atrás”

Después de bastante tiempo inactivo, vuelvo con algo rapidito. No hay tiempo para más. La maldita universidad me está consumiendo. (Que sí, que soy un quejica, ya lo sabía) Tampoco es tan grave digo yo, podréis sobrevivir sin mí, que eso lo sé yo bien. Si ya me lo dicen algunos amigos: “Dosifica, que luego ya sabes lo que pasa”. Y uno mismo, que no dosifica. Así me va. Bueno pues vamos con algo rápido como acabo de decir, pero contundente.

Jumanji es una de esas películas que veía cuando tenía 10 u 11 años, incluso menos. Lo único que podía hacer cuando acababa la peli era darle al botón para rebobinar la cinta y verla otra vez. Incluso si no podía mirar la televisión dejaba la película en marcha, para oír los quejidos de los monos, la pólvora del rifle del cazador o la estampida de los rinocerontes.

Cuando Judy, la pequeña novia de Spiderman (sí, esa niña tan mona es la misma actriz que interpreta a Mary Jane) y su hermanito Peter oyen los tambores y encuentran el tablero no tiene desperdicio. TAMBORES. Cuando Alan sale del tablero y vuelve a su hogar tampoco. Y cuando se afeita y encontramos detrás de la barba y la pelambrera, y de unos cuantos cortes de navaja de afeitar, al gran Robin Williams pues nos llevamos una alegría también.

Los chicos sufren mucho, pero superan las pruebas y te animas con cada fotograma. Cada bicho que sale del tablero, cada bestia de la jungla desata el caos y al final la cosa se pone tan peliaguda que el agua les llega al cuello. Pero Robin es mucho Robin. Mejor dicho Alan Parrish en general. Porque Alan “grande” está bien caracterizado, pero asimismo hay que nombrar al niño que lo interpreta, que hace un papel sublime.

Quizá los efectos visuales no son como los de Avatar, pero en 1995 no podías conseguir nada mucho mejor. Incluso he visto películas más actuales con escenas más pobres y falsas. Pero si alguien se queja de estos fallos, lo entenderé. Los monos están un poco “photoshopeados”. En los 90’ todo vale. Es una época dorada.

Todos hemos tenido diez años. Todos hemos ido ilusionados a las jugueterías. Y ALGUNOS incluso después de ver la película, más ilusionados aún. Buscando, revolviendo, ojeando por las estanterías y persiguiendo ese tablero. Con ganas de preguntar a la dependienta si esa cosa existe. Ese rectángulo de madera con las cuatro esquinas coronadas por el cazador, el mono, el rinoceronte y el elefante. En definitiva, Jumanji no es una película, es un JUEGO.



sábado, 9 de octubre de 2010

Bichos con sentimientos



Distrito 9 es una película atípica, afortunadamente. Hoy día necesitamos variedad porque saturamos los temas. Películas de la Segunda Guerra Mundial, muchas. Películas del fin del mundo, muchas. Películas de parejas enamoradas, muchas. Películas de dramas familiares, muchas. Ahora bien ¿Cuántas películas podemos nombrar sobre racismo, discriminación social y pobreza, todo ello salpicado y combinado con extraterrestres? Pues eso. Original como ella sola. Pero todavía hay más.
Lo primero que hay que destacar es el estilo a la hora de rodar. Empieza como un documental, y parece muy real. Al ser así, cuando te quieres dar cuenta estás viendo una película que al principio era “creíble”, y la cosa queda entre ficción y realidad grabada a pie de calle; eso es muy emocionante.
Presupuesto bajísimo: unos 30 millones de dólares. Para una película de ciencia-ficción/acción, nominada en todos los certámenes a la categoría de Mejores Efectos Especiales, es una genialidad. El trabajo de WETA asoma por cada arista, cada una de ellas pulida por muchos de los que trabajaron en El señor de los anillos. Gran parte de la culpa de todo esto la tiene el señor Peter Jackson. En esta obra actúa como productor pero prácticamente ejerce como director. Es el que lleva la manija de todo, ha revalorizado NUEVA ZELANDA, sólo con su existencia. También Peter Jackson es culpable de que yo me sumergiera verdaderamente en el mundo del cine, con su trilogía del anillo, pero de eso hablaremos otro día. Necesito bastante tiempo para preparar eso.
En esta película no hay héroes. Pero como ya he comentado otras veces, se necesita un personaje fuerte, un gran espíritu que complete la tarea. Un cuerpo que siga aunque a veces FLAQUEE. Aunque su cuerpo lo asuste. Aunque esté en juego no ver a su familia. Todos sentiríamos temblores en las piernas. Sobre todo en el brazo.
Y volvemos a uno de mis temas favoritos: la empatía. Nada nuevo, porque la he nombrado varias veces aquí. Esos bichos, alienígenas, extraterrestres o langostinos, como queramos llamarlos, producen pena. Son aislados, maltratados y mangoneados en cada día de su existencia. Están allí, FUERA DE SU CASA, y encima reciben azotes. Pues vaya anfitriones tan deleznables. Lo voy a intentar explicar, y el que me quiera entender que me entienda: Ellos saben que no son bien recibidos. Están por NECESIDAD. No tienen alternativa, es su última salida. Si pudieran estar en casa, estarían. A nadie le gusta que lo maltraten; no es difícil elegir entre el INFIERNO de un viaje a un sitio raro, lejano, feo, pobre y triste o los brazos de mamá. Yo sinceramente me quedo con mamá. Y espero que algún día todos entendamos que si no están con mamá, y están aquí pasando penurias, es por una imperiosa NECESIDAD. Así que dejad a los pobres BICHOS  que se busquen la vida.
El único punto débil que se me ocurre es que el final puede saber a poco. Hay una escena de gran valor estético y emocional, te llega directa al cerebro como un misil, pero no termina de colisionar.
Con todo esto, tenemos Distrito 9. Una obra cargada de espectaculares efectos especiales, empatía, RACISMO y todo grabado como la vida misma. Un documental que podría ocurrir en un barrio de cualquier pueblo.
¿Por qué no?

lunes, 4 de octubre de 2010

Soñando que sueño



Hay una canción del grupo The Strokes que recomiendo escuchar. El tema en cuestión se llama Ize of the world y tiene una frase que dice así: “How do you wake someone up from inside a dream?” Eso me pregunto yo. ¿Cómo despiertas a alguien que está dentro de un sueño? Está en otro mundo, no deberías molestar.
Alberto dice que le gusta Origen. A mí también me gusta. Está entrada va dedicada en especial para él. Le gusta Origen pero no lo aplica suficiente. Sueña un poquito más. Sólo falta eso. Gracias.
Cuando vi esta película me acordé de una expresión: LIBRE ALBEDRÍO. Adoro las películas que me dejan pensando después de verlas, aquellas que recuerdo dos días después de verlas, cinco días o incluso cuando pasan las semanas sigo pensando en ellas. Y en especial están las películas que otorgan el libre albedrío. Para que las pienses, las machaques, las tritures y las amases hasta darle la forma que a cada uno le gusta. Origen es una película individual. Está hecha para cada uno, porque cada uno la ve y la entiende como quiere.
Lo bueno de éstas películas es que gracias a su complejidad, dejan una parte de la interpretación a tu elección, y por ello sales del cine y le dices  a tus amigos: “Yo creo que esta escena significa esto y luego pasa eso, y aquella escena significa lo otro...” Y tus amigos te rebaten. Y te vas a casa pensando: “Ingenuos, no tienen ni idea”. Por lo menos da que PENSAR, que hoy día, es mucho.
El creador de todo esto es Christopher Nolan. Un cerebro cineasta que crea historias. Y su manera de contarlas lo encumbra. Memento es su otra gran obra en mi opinión. Los guiones son impresionantes, la forma que tiene de darles vida, aún más.
 “El mundo no desaparece cuando cierras los ojos... ¿no?” Esto es un fragmento de Memento. Y es una gran prueba de que está relacionado porque todo lo que hace Nolan tiene que ver con otro algo. Y el director hace poco, pero lo hace bien. Solo hay que repasar El caballero oscuro o El truco final. Grandes obras por doquier. Yo quiero que siga haciendo películas, y que siga así de bien.
Otro punto clave: LEONARDO DICAPRIO. Y así lo pongo, en mayúsculas. Este chico de Titanic ha crecido mucho en muy poco tiempo y, sin gustarme especialmente, ha conseguido que preste atención a cada movimiento que realiza en la gran pantalla. Y es que es ineludible porque participa en películas que son referencias hoy día. Coloquialmente podríamos decir que me ha ganado. Igual que lo hizo en Gangs of New York, Diamantes de Sangre o Shutter Island. Seguro que lo volvemos a ver por aquí en algún otro comentario.
Hay que echarle un vistazo a Origen. Es cuasi-obligatorio. A lo mejor no te dice nada, pero es probable que te despierte alguna duda, y las dudas son alicientes para la existencia. Además el concepto del tótem, que es tratado en la película es algo digno de ver. Algo familiar, algo conocido, algo que sabemos que NUNCA cambia, puede devolverte a la realidad. Yo me arriesgo, me tiro a la piscina y en ciertas cosas puedo decir: YO NUNCA. Me siento con fuerzas de sobra para afirmar: DE ESTA AGUA NO BEBERÉ y ESTE CURA NO ES MI PADRE. Para eso llevo 19 años creando tótems.
Te daré un consejo: No te despiertes jamás.


sábado, 2 de octubre de 2010

Black Pearl




“¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo?
¿Cuál?
Que yo hago que esto luzca.”

Cuando Will Smith aparece en una peli es sinónimo de éxito. No en vano es el actor de Hollywood que mayor rentabilidad consigue. La proporción de beneficio que consigue en sus películas respecto a su sueldo no deja lugar a dudas. Es el más competente, el que más gusta.

Hoy voy a hablar de uno de sus títulos "menores". Quizá un poco minusvalorado o desprestigiado por ser menos reciente. La poca memoria colectiva está a la orden del día y mi generación peca de olvidar muy pronto a las viejas glorias de cualquier dominio. Men in Black es una buena película. Acabo de enterarme que la tercera parte está encargada para 2012 pero eso ya se verá. Vamos al asunto, que es hora de matar bichos.

Me gusta el papel de policía neoyorquino. Hay cientos de miles de películas con cientos de millones de actores que hacen este papel. La película empieza muy bien ya que el policía es como yo quiero que sea: atrevido, valiente, bromista y sobre todo, negro.

Aunque pronto se convierte en un Hombre de Negro. Ya no será nunca más un policía corriente, ahora es un tipo de incógnito. Trabaja para ocultar secretos aunque el agente J lo convierta todo en un circo. El agente K no logra meterlo en cintura y las situaciones son muy divertidas. La trama y la historia son lo de menos. Es suficiente con el poder de atracción que nos ofrece la organización secreta: extraterrestres, asuntos del gobierno, armas futuristas, ¿¿bichos asesinos del espacio?? No se puede negar que es divertido.

 

Los dos co-protagonistas engarzan a la perfección. Son tan diametralmente opuestos que se combinan demasiado bien y crean un solo perfecto. Negro y blanco, joven y viejo, dicharachero y formal, despreocupado y sesudo. Uno + Uno =  Un ser completo.

Tommy Lee Jones es un viejo gruñón, arisco y estúpido. Pero este sujeto sabe lo que hace. En la película es un hombre hecho a sí mismo. Ojalá fuera mi abuelo.

Will Smith no es un rico al que odias. Es un famoso de los que quieres ver en los programas como invitado. Este hombre es un depredador del cine. Cualquier cosa le sienta bien. Podría ser suizo. Por aquello de la navaja "multiusos". Lo mismo aparece en plan acción (Yo Robot, Soy Leyenda) que lo vemos actuando en dramas (En busca de la felicidad, Siete Almas). Pero los mejores papeles son aquellos en los que se permite los chistes, como en Men in Black. Necesita gastar bromas y provocar risas. Y le sienta de fábula. En la película se queja porque los malos dan asco, porque quiere una pistola más grande, porque no le dejan conducir el coche o porque quiere su propio aparato para borrar memorias... pero nunca pierde la sonrisa. No desaparece el chascarrillo ni el tono humorístico nunca.

A veces es como si todavía lo viera como el carismático y jovial príncipe de Bel-Air. Los ESPÍRITUS alegres como Will nunca mueren. Son inagotables.