jueves, 23 de diciembre de 2010

Cámara en mano y en directo



Condicionar es un acto vil y deplorable. Pero como dicen por ahí: quién no llora, no mama. Así que voy a ser un poquito traicionero y voy a condicionar a ciertas personas que lean esto. Empezaré diciendo que la película no es muy famosa, pero el director es el mismísimo J.J. Abrams, creador de series como Fringe y como LOST. Puede que este dato incite a ver la peli a más de uno.

Quizá esta obra sea más emocionante y trabajada en todo lo relativo a promoción, pre-producción e interés previo que en la propia historia en sí. Pero eso también tiene su mérito. Empezando por nombres falsos en los distintos trailers hasta rumores de cancelación y censura. Esto la hizo más atractiva, ya que consiguió colocar su primer avance en las salas de cine en el estreno de Transformers.

La película se llamó en Estados Unidos proyecto CLOVERFIELD.  Un proyecto con una duración bastante deseable, sólo 85 minutos, cosa ya rara en el cine, que asegura que la obra no se haga pesada, por mucho que nos disguste. De hecho, tengo amigos a los que se les hizo demasiado corta.

La historia que cuenta es normal. No tiene nada de nuevo. Algo monstruoso amenaza Nueva York, un bicho con aspecto de insecto, al estilo de Godzilla, (al que no profeso ninguna admiración), y los militares intentando destruirlo. Hasta ahí, todo podría parecer aburrido. Pero encuentro cierto encanto por dos cosas. La primera es que no se hace alarde del monstruo, no es el protagonista, apenas se ve, demasiado poco incluso. La segunda y la más importante es la forma de grabar. Está grabado con cámara en mano. Llamado cámara inestable, reportaje, primera persona para los entendidos con la jerga de videojuegos o como queráis. El estilo de grabación es exactamente como REC pero con una salvedad, en REC está todo demasiado oscuro, es decir, puedes no creértelo. No sé quién lleva la cámara. Aquí sí, aquí se huye y se sufre con la cámara en la mano. Es lo que se llama un vídeo casero.

Debido a esto, el presupuesto fue bastante bajo. Algo que para mí siempre es importante; valoro más un buen trabajo si se consigue con pocos medios. Además la película no tiene música. Es algo difícil transmitir sentimientos sin música porque es una parte esencial, y aquí se la ahorran. Otra cosa interesante es el carácter de “proyecto secreto del gobierno”, cómo si realmente hubiese existido la operación.

Pero la película tiene también partes negativas. Por ejemplo, el final es inocuo. No tiene nada. Ni acaba bien, ni acaba mal. Yo por lo menos no me enteré. Toda esta decadencia incrementada por una línea argumental descendente que pierde fuelle desde el primer minuto. Aunque la entrada con ese gran pedazo de cobre verdoso rebotando por las calles impresiona y al principio crea desconcierto.

Una película simple, imaginativa, sin grandes triunfalismos pero que se puede ver. La óptica de nuestro mundo cambia dependiendo del CRISTAL con el que se mire. Y si tiene zoom, mejor.