viernes, 17 de septiembre de 2010

Un vestido blanco teñido de rojo





En la capilla de El paso, Texas, se organizaban los preparativos de una boda. ¿Una boda? No. Era una masacre.

Kill Bill (Vol. 2) comienza con una escena antológica. Para grabar en la retina de la historia del cine. Es una escena en blanco y negro. ¡Qué gran recurso! Usar estos dos colores significa más de lo que podemos asimilar. Aún más en medio de una boda, con Beatrix vestida de BLANCO y Bill vestido de NEGRO. Después de ver la escena, suspiras y oteas el horizonte. Es épico.

Tarantino quería hacer un juego de palabras. Evidentemente el primer sentido en el título es Kill Bill (Matar a Bill). Pero podemos entresacar un resumen de la película con otra interpretación de las palabras. Kill Bill como "Saldar cuentas". Al fin y al cabo, la obra trata de eso. De cuentas pendientes entre Beatrix y el mundo.

En esta segunda parte Beatrix relaja su katana, pero no deja de matar. Saca su lado más humano; muestra su amor por su hija. Aunque eso la hace más peligrosa. Quiere ir a por Bill cuanto antes pero debe seguir un orden. Para eso lleva una "Lista de Muerte". Al final de la lista está lo importante, obviamente. Cada vez que Beatrix saca su cuaderno y tacha un nombre pienso: "Venga, un poquito más, ya queda menos". Una y otra vez deseamos que culmine el trabajo, que cumpla el objetivo y para ello no debe dejar ningún cabo suelto. Y es de agradecer que en la película cierren el círculo perfectamente.

Me encanta Uma Thurman. Creo que este será el papel de su vida. Ojalá me equivoque y haga otro todavía mejor, pero pienso que éste es insuperable. Demasiado tiempo en pantalla y ni un fallo, no flaquea ni por un instante. Ríe, grita, llora y se calla cuando le toca. Siempre en el momento oportuno. Sus frases son memorables; sus miradas silenciosas... ETERNAS. Ni más ni menos. Impecable.

En esta película nos encontramos también con Bill. David Carradine es Bill, tiene pinta de llamarse Bill y actúa como lo haría Bill. Por lo tanto es el idóneo para el puesto. No es viejo, es mayor (y por consiguiente sabio). La diferencia es la experiencia. Nadie ha matado más que él, nadie tiene más sangre fría que Bill. Puedes ver la crueldad en los ojos de Carradine. El actor es sereno, imponente, elegante y tiene muy poco de humano. Sólo está interpretando un papel, pero lo hace demasiado bien y puedes llegar a creértelo.

Como anécdota para acabar, voy a comentar una curiosidad. El personaje de Beatrix fue una creación conjunta de Quentin Tarantino y Uma Thurman. Quizás sea el secreto del éxito de la interpretación. Uma es Beatrix y Beatrix es Uma. No hay nadie que conozca más a Beatrix que su propia creadora. Por si esto fuera poco, Uma rodó parte de la película embarazada.

Anhelo el triunfo de Uma, de Beatrix y de una madre. A fin de cuentas, la actriz recoge las tres esencias en un mismo cuerpo.