martes, 28 de diciembre de 2010

Que paren el avión que yo me bajo



Que caprichoso es el calendario, que decide ser hoy el día de Los Santos Inocentes y me atrevo a colocar una película que parece una broma. Ojalá lo fuera. Por lo menos sería graciosa. Aprovechando que el día de Navidad emitían la película, la volví a repasar, y me volví a frustrar. Por todo. Con el título es suficiente: Serpientes en el avión. Ahí va eso.

El reparto es pobre. Samuel L. Jackson... Aún no entiendo por qué se metió en este berenjenal. Es triste verlo disparando con su revólver a las serpientes; el sable láser que usó cuando era Mace Windu en Star Wars le habría venido incluso mejor.

Las malditas azafatas parecen (sin ofender) dos furcias de principios de los 90. Lo hacen sumamente mal. De Elsa Pataky en la película sólo puedo decir que… er… em… bueno, que Adrien Brody es un gran actor, y espero que estén siempre juntos.

En especial es asfixiante el papel de Mega-Estrella de la canción que hace un tal 3G. Un maldito creído que es el típico tipo con tanta pasta, que no sabe que ropa ponerse. Y termina comprando atuendos “cool”, para desgracia de nuestros ojos. Y por si faltaba algo el “malo” de la historia es un mafioso chino que vive en Hawai; es superfuerte y musculoso. Tiene la mirada de Bruce Lee, pero su presencia y personalidad es más bien como la de Kuzco en El emperador y sus locuras, y que me perdone el pobre dibujo animado.

Pero verdaderamente el gran, gran premio en cuanto a interpretación en toda la obra es para: ¡LAS SERPIENTES!

Me surge una pregunta que casi no me deja dormir… ¿Por qué demonios las serpientes están hechas a ordenador? Y, aún peor… ¿Por qué están tan sumamente mal hechas? Las lagartijas y salamandras de mi jardín habrían logrado una actuación mejor. Estábamos en el año 2006 cuando se grabó esto. En el siglo XXI. Por la madre del cordero, Ben-Hur tiene escenas con mayor calidad visual que estos pestilentes ofidios. Un día me gustaría que alguien me explicase por qué la mayor parte de los ataques de las serpientes están dirigidos a órganos sexuales, lo que convierte la agresión en algo tan ridículo que dan ganas de apagar la tele. En especial el primero y el segundo, en el que ver una serpiente enganchado a un gran seno y a un pene respectivamente te hace pensar: ¿No hay algún héroe que se encargue de ajusticiar con un hacha para cercenar las cabezas de estos productores, directores y demás diseñadores y guionistas responsables de este bodrio?

Otra cosa que no entiendo de las serpientes es su inusitada fuerza. Tan pronto como una víbora de, (según mis cálculos) 1 metro aproximadamente tumba de un golpe a un hombre adulto, así como unas pocas escenas después una mujer mayor repele una enorme pitón de unos 5 metros con una botella… ¡¡¡de PLÁSTICO!!!

Cuando hacen explotar a una serpiente en el microondas, se aprecia el tomate frito. 33 millones de dólares y ni siquiera pueden conseguir un poco de sangre real. En fin.

El guión consiste en una serie de serpientes que se introducen en un avión, y que están revolucionadas por unas feromonas. Todo esto forma parte de un intrínseco y “brillante” plan para matar a un testigo en un asesinato. Lo dicho: lástima de presupuesto.

Hay que tener redaños para ver esta película. Me siento en paz con el mundo advirtiendo a la población para que no sufran un gran asqueamiento al verla. De todos modos, si alguien la ve accidentalmente y sobrevive, puede sentirse orgulloso. Ya sabéis: lo que no nos mata, nos hace más fuertes.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Cámara en mano y en directo



Condicionar es un acto vil y deplorable. Pero como dicen por ahí: quién no llora, no mama. Así que voy a ser un poquito traicionero y voy a condicionar a ciertas personas que lean esto. Empezaré diciendo que la película no es muy famosa, pero el director es el mismísimo J.J. Abrams, creador de series como Fringe y como LOST. Puede que este dato incite a ver la peli a más de uno.

Quizá esta obra sea más emocionante y trabajada en todo lo relativo a promoción, pre-producción e interés previo que en la propia historia en sí. Pero eso también tiene su mérito. Empezando por nombres falsos en los distintos trailers hasta rumores de cancelación y censura. Esto la hizo más atractiva, ya que consiguió colocar su primer avance en las salas de cine en el estreno de Transformers.

La película se llamó en Estados Unidos proyecto CLOVERFIELD.  Un proyecto con una duración bastante deseable, sólo 85 minutos, cosa ya rara en el cine, que asegura que la obra no se haga pesada, por mucho que nos disguste. De hecho, tengo amigos a los que se les hizo demasiado corta.

La historia que cuenta es normal. No tiene nada de nuevo. Algo monstruoso amenaza Nueva York, un bicho con aspecto de insecto, al estilo de Godzilla, (al que no profeso ninguna admiración), y los militares intentando destruirlo. Hasta ahí, todo podría parecer aburrido. Pero encuentro cierto encanto por dos cosas. La primera es que no se hace alarde del monstruo, no es el protagonista, apenas se ve, demasiado poco incluso. La segunda y la más importante es la forma de grabar. Está grabado con cámara en mano. Llamado cámara inestable, reportaje, primera persona para los entendidos con la jerga de videojuegos o como queráis. El estilo de grabación es exactamente como REC pero con una salvedad, en REC está todo demasiado oscuro, es decir, puedes no creértelo. No sé quién lleva la cámara. Aquí sí, aquí se huye y se sufre con la cámara en la mano. Es lo que se llama un vídeo casero.

Debido a esto, el presupuesto fue bastante bajo. Algo que para mí siempre es importante; valoro más un buen trabajo si se consigue con pocos medios. Además la película no tiene música. Es algo difícil transmitir sentimientos sin música porque es una parte esencial, y aquí se la ahorran. Otra cosa interesante es el carácter de “proyecto secreto del gobierno”, cómo si realmente hubiese existido la operación.

Pero la película tiene también partes negativas. Por ejemplo, el final es inocuo. No tiene nada. Ni acaba bien, ni acaba mal. Yo por lo menos no me enteré. Toda esta decadencia incrementada por una línea argumental descendente que pierde fuelle desde el primer minuto. Aunque la entrada con ese gran pedazo de cobre verdoso rebotando por las calles impresiona y al principio crea desconcierto.

Una película simple, imaginativa, sin grandes triunfalismos pero que se puede ver. La óptica de nuestro mundo cambia dependiendo del CRISTAL con el que se mire. Y si tiene zoom, mejor.

sábado, 18 de diciembre de 2010

15 minutos a oscuras


Estoy muy contento. Esto no estaba planeado pero siento la imperiosa necesidad de contar esta historia. Una historia de terror. Digo que estoy contento porque he vuelto a sentir MIEDO después de bastante tiempo. Me refiero a ese miedo ya casi olvidado de verdaderas películas que te hacían ABRIR LOS OJOS. Obras del cine como Disturbia o No tengo miedo.

Me alegra poder seguir sintiendo todo eso. Es una felicidad inmensa descubrir como vuelve a erizarse el vello de las piernas progresivamente hasta la cabeza por una escena, un grito, un solo segundo de imagen que te hace pulsar el botón para detener el vídeo, mirar cada esquina de la habitación y buscar con ansia el interruptor de la luz. Pues entre María Castro, Mario Casas y unas malditas gafas de sol que recordaré durante largo tiempo, han conseguido todo eso en apenas 5 segundos.

Resulta que estaba viendo unas imágenes bastante irrelevantes, cosas de risa en general, cuando de pronto se ha abierto un reproductor en esa misma página, una ventana parecida a las pequeñitas de Youtube, una décima parte de la pantalla. Era muy pequeña, por suerte para mí, porque si no mi susto habría sido mayor incluso. Pues sin darme cuenta han empezado a hablar y la voz familiar de una actriz muy amena (Macarena Gómez) me ha hecho buscar el origen del sonido. Me he quedado observando cómo transcurría el vídeo y todo normal, hasta que ha venido el zambombazo. Quizá no os parezca para tanto, quizá era mi postura semitorcida en el sofá, quizá fuera mi languidez a altas horas de la noche, o quizá mi hipnotismo en la figura de una pelirroja como María Castro pero os aseguro que el sobresalto ha sido de aúpa.

Me pregunto cómo en un cortometraje, cómo en un espacio tan reducido de tiempo, han conseguido meter ese impulso a los miedos ocultos. Me ha fascinado. Me pregunto cómo hay películas de presupuesto millonario y no consiguen un triste brinco emocional.

Hay que echarle un ojo a este chaval, que aparte de la presencia física y su aspecto de malote, o de niño bueno, según quiera, también sabe gritar y callarse. Muy importante en el cine. Y sus gritos se clavan en el cerebro. Te pone en su lugar. Yo lo llamo POTENCIA INTERPRETATIVA. No todo el mundo puede hacer eso.

Y por último, me alegra sentir pavor de nuevo. Aunque sólo sea por un corto espacio de tiempo, un trocito de vida en el que te levantas para comprobar que las sombras siguen siendo sombras, donde la mente te juega malas pasadas y compruebas, después de tragar saliva, que no hay nadie vigilándote.

Si queréis información de la peli os digo que es un proyecto de Mahou llamado La Wikipeli. Es la segunda edición y el cortometraje de este año se llama Miedo. Hay página web y esas cosas por el estilo donde se explica todo esto muy bien. Una idea innovadora donde han participado hasta 6.034 personas como co-productores. Muy interesante. ¡Viva el cine semiprofesional!

Para acabar, una cosa mala y otra buena:
-Desenlace final del cortometraje flojillo.
-Canción de los créditos brillante.

A temblar se ha dicho...


martes, 14 de diciembre de 2010

Edward no es una ilusión



Un día mientras recorría el videoclub donde solía alquilar películas me detuve delante de esta portada. El ilusionista. Título sugerente y más aún por las referencias que me daba el dueño del videoclub, un tipo que controla el tema. Cogí la película, eché otro vistazo para ver que no había nada más llamativo alrededor, pagué y me marché. Hice bien, o eso creo.

El comentario de hoy va dedicado a una amiga mía, alguien que en cierta manera hace magia, sobre todo cuando habla, porque piensa demasiado rápido (más incluso que yo). Hablamos más bien poco de cine, pero esta película le gusta, y gracias a ella la he recordado vivamente. Gracias Pili.

El principio es interesante, a su manera. La magia es un tema socorrido, recurrente, bastante utilizado pero... ¿A quién no le gusta? Aunque sepamos que son trucos, aunque sepamos que son ilusiones, nos gusta creer y sentir que todavía tenemos la capacidad de maravillarnos. Aunque siempre hay un algún respetable escéptico que le gusta dudar de todo. He vivido eso: yo antes era bastante asiduo al club de los que no se creen nada si no está demostrado. Pero lo pensé mejor y me di cuenta de que aunque tengas los pies en la tierra, soñando un poco se vive mejor.

La película tiene en sí misma un acabado normal. No es que sea espectacular en cuanto a los efectos. No tiene grandes escenas para el recuerdo y la memoria y tampoco ningún prodigio técnico en la forma de grabar. Ahora bien, la película en su conjunto, el "todo" de la historia hace que tenga un "nosequé" que irremediablemente nos atrae. Nos invita a entrecerrar los ojos para ver mejor que es lo que ocurre. La película crea agudeza visual. Hay que fijar la vista.

Pues viendo el bonito principio me animé, para poco después sentir pánico para ver que la historia derivaba en un drama insulso. No me encajaba la historia de amor tan manida. La de la princesa y el campesino, la de la huida feliz a un lugar donde nadie pueda alcanzarlos, ese prototipo demasiado arquetípico, demasiado poco inesperado. Pero afortunadamente la historia da un giro rápido, y como una ilusión, se esfuma. Cortina de humo y empieza la historia de verdad, una historia de venganza, de resignación o de no se sabe qué. Porque recordemos que Eisenheim es un CHARLATÁN.

Rufus Sewell interpreta al príncipe. Me encanta todo el papelón que hace. Un buen abuso de poder, una capacidad de orden muy conseguida y todo lo que representa ser un fanfarrón. Muy meritoria la actuación.

Paul Giamatti es serio. Aunque gaste sus bromas y todo lo demás, le toca ser el policía cuerdo y lo hace de manera que parece real. Yo me lo creo cuando lo veo. Así que supongo que a eso es a lo que se le llama un buen trabajo.

Edward Norton encarna a otro Edward. Más conocido como Eisenheim. En esta película el protagonista está dividido. En la primera mitad da una sensación de persona soñadora, trilero amigable, alguien que crea espectáculo, que se enamora y se emociona por un recuerdo... en la segunda es un mago oscuro que va sobrado. SOBRADO y LIVIANO, pero también soñador. Ni más, ni menos. Y que alguien me explique cómo los papeles de tipo duro le sientan tan bien a Norton, al igual que los papeles de tipo blando, de hombre enamorado. Un alma tan cándida en la vida real, pero que se adapta a todo. Camaleón Multiusos Norton debería llamarse. Es el rey del cine (además ha conseguido ser el novio de Salma Hayek, por lo que para mí es todo un maestro).

Esta historia tan simple, guarda un final apoteósico. Una de esas perlas que te hace sonreír al pensar en lo compleja que es la vida de los enamorados, y en lo sencillo que es un NARANJO con DOS MARIPOSAS.

De nuevo se corre el telón, se acaba el acto... y todo ha sido una ilusión.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Cuando cierro la mano se convierte en un puño




Leonardo DiCaprio vuelve por aquí para hacernos felices con un gran título: Gangs of New York. Estamos delante de una gran obra. 11 nominaciones al premio Óscar: ni un galardón, pero da igual. DiCaprio, que suele ser el héroe, aquí se ve igualado (y superado me atrevería a decir) por Daniel Day-Lewis, que encarna a Billy el carnicero (bonito juego de palabras) en un papel fundamental como villano en la historia del cine. Derrocha maldad, pero con clase. Un tío elegante; de esos a los que se les perdona los cuellos que cortan, porque lo hacen con sobriedad. Viven para oprimir, y oprimen estilosamente. Incluso el ave más grande y sanguinario, ese gigantesco ÁGUILA de ojos brillantes y pico afilado como un CUCHILLO, puede hacerte creer que su cometido es noble. (Quería remarcar la potencia y fuerza que imprime al personaje el doblador, Jordi Brau, que sólo con su voz hace que el personaje sea temido)

Para los que tengan poca paciencia ya aviso. Esta película dura casi tres horas (168 minutos). Pero al igual que los buenos platos de mamá, las grandes historias se cocinan a fuego lento. La receta de la película es muy elaborada y compleja: unas cucharadas de venganza, dos onzas de corrupción, un vasito de opresión y trocitos de traición. El protagonista se encuentra todo esto y lo mezcla bien, lo amasa y añade al mejunje una pizca de picardía con amor y trozos de valentía. Toda esta historia sazonada con un gran baño de racismo.

Las batallas tienen mucha calidad, a pesar de ser guerreros rudimentarios e improvisados, son muy solemnes, y más aún gracias a esa banda sonora que exalta las escenas de guerra. Música para la hermandad y la fraternidad. Obra de Howard Shore. Ese tambor sobre la nieve roja, esa estampa bajo las cuevas, ese SILBIDO que nace en el pecho.

Las calles de Five Points hieden. Esa zona apesta, llena de proscritos irlandeses, marginados inmigrantes, algún que otro negro, y demás "calaña". Por lo menos así lo interpreta Billy, ya que el maneja el cotarro, es un tipo listo, sabe todo de todos, sabe de quién rodearse, sabe a quién puede cortar un dedo y a quién debe reverenciar... Aunque él reverencia más bien poco. Simplemente es el carnicero. Maneja carnaza y carroña.

La obra está cargada de traidores que deambulan de un bando a otro con extrema facilidad. Cambian su sentimiento por un puñado de monedas o por gozar de una buena posición. Ofrecen su fuerza a cambio de pago, a dólar por MUESCA. Ésos son los mercenarios. Luego están los rateros y mangantes que se ganan la vida como carteristas, sobreexplotados por un cerdo tirano que se come los beneficios. Perdón... un ÁGUILA, no un cerdo. Triste es de robar pero más triste todavía es de traicionar tus orígenes, tus principios y toda tu infancia porque, de alguna forma, había que sobrevivir en esta época. Y sobrevivir en Nueva York en esa época era difícil. Lo más factible y rentable era simplemente dejarse morir.

La dosis de racismo es inmensa. Y sobrevivir, una aventura, sobre todo para los inmigrantes. Durante toda la película hay una visión en los puertos. Una escena tras otra que nos enseña, con cierta sátira, como los cajones de pino, los ataúdes simplones se apilan al bajar de unos barcos que vienen de la guerra, unas naves que se vuelven a cargar de hombres frescos y nuevos, que pronto serán fiambres como sus predecesores.

Llegando al final de la valoración, nombro a Cameron Díaz, (bastante pelirroja aquí para olvidarme de ella) que tiene un papel relativamente importante. En mi opinión de más a menos en la película, cuando se pone romántica pierde fuelle. En la acción gana, es una mujer dinámica.

Leonardo DiCaprio, que lleva una racha impecable y siempre se las ingenia para aparecer en películas de culto, consigue otra actuación genial. Y por último, el rey, el jefe, el que reparte el bacalao aunque sea carnicero. Daniel Day-Lewis: un sombrero de copa, un bigote y un ojo brillante que inspira respeto a cualquiera de los mortales.

Billy, un tipo que en vez de manos tiene puños y que se llama Nueva York.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Amor 100% Animación



Espero que todos vosotros conozcáis Futurama. Son unos dibujos animados creados por Matt Groening y otros cuantos genios de este mundillo. Es una serie que está ambientada en un puñado de años después de la era actual, todo muy futurista, con marcianos, peleas intergalácticas, robots y tecnología puntera.

Después de cuatro temporadas y numerosas críticas se canceló el proyecto. Craso error en mi opinión: estoy un poco cansado del puritanismo que reina en ciertos sectores, sobre todo en los dibujos animados. Entiendo que no son aptos para niños por muchas cosas que contienen pero, los dibujos dejaron de ser para niños hace tiempo. Además, lo único que intentan es criticar la sociedad, denunciar verdades como puños y hacerlo con una sátira, ingenio e inventiva lejos del alcance de muchas mentes.

Pero afortunadamente el público habló y pidió más. Se consiguió reactivar la serie y lo hicieron con cuatro películas en forma de continuación. Hoy os presento la primera de ellas, El gran golpe de Bender. Todas ellas son dignas de ver aunque elijo ésta porque es la más profunda, la más completa y la más divertida, todo al mismo tiempo. Y para mí, respira AMOR.

Obviamente, en una película de Futurama priman las risas. Hasta ahí genial, porque todos nuestros personajes preferidos de la serie, están inmensos aquí, sobre todo Bender, que es bastante co-protagonista en esta película, y el porcentaje de tiempo en escena es altísimo. Cada escena es una carcajada. Todo lo que le pasa a Hermes es muy divertido, ya que cuenta con la inestimable ayuda de Zoidberg, y por si faltaba algo, el profesor Farnsworth está más demente que nunca.

Se introduce un personaje clave: LARS. Pongo su nombre en mayúscula porque es la base de la historia. Se interpone entre Leela y Fry, y eso es algo que yo no puedo soportar (ahora explicaré la razón). La película se convierte en un correveidile de viajes en el tiempo, atrás, adelante, más atrás, atrás en el tiempo y muy adelante. Es un batiburrillo de sensaciones que hacen que una película de animación tenga una trama tan compleja que sólo por eso ya merezca un premio. Futurama es así. Llena de mensajes, siempre, indirectas a la sociedad norteamericana, indirectas a políticos e indirectas MUY DIRECTAS a aquellos que viven como no deberían vivir.

Pero lo que más me gusta es la increíble recopilación de detalles de la serie. Una colección reminiscente que hace latir la serie en una hora y media de película. Miles de referencias, miles de anécdotas ocurridas durante las cuatro temporadas y aquí reflejadas en milisegundos. Y por supuesto no se podían olvidar de la base de la serie: El amor de Fry por Leela. Francamente impresionante. Siempre me ha parecido un amor verdadero, profundo y puro. Me da igual que Fry sea medio idiota, me da igual que Leela sea cíclope, me da igual que el destino se empeñe en separarlos. Fry ama a Leela, por encima de todas las cosas.

Y ahora viene el punto fuerte de la película. Me niego a contarlo, a desvelar qué es lo que pasa, si alguien tiene el mínimo interés y le gusta lo que representan Fry y Futurama, lo verá. Pero aseguro que el desenlace entre el triángulo amoroso Fry-Leela-Lars es tan, tan inesperado, tan sorprendente, que sólo por eso merece la pena contemplar el FUEGO de la pasión que lo quema y lo cambia todo.

Parece una tontería, pero me apasiona la forma en que Fry ama a Leela. Y ni en mis mejores sueños podía imaginar una culminación tan original a su historia. Esto es una película para empezar riendo y acabar llorando. Para dejarse emocionar por la perseverancia de Fry, y por todo lo que significa el amor, animado, en dibujos, y tan real como la vida misma.


martes, 30 de noviembre de 2010

Confío en todos los hombres, pero desconfío del demonio que llevan dentro


El tema de la mafia en el cine no es nada nuevo pero no por ello ha perdido su encanto. Aunque sea un tema harto manido y utilizado hasta la saciedad, hay muchas buenas obras en la historia del cine que logran convertirse en inolvidables. El atractivo reside en el misterio y la intriga, así como la fascinación que ejercen las estafas, fraudes y demás argucias y artimañas utilizadas por ladrones de guante blanco. Es, en definitiva, un tema interesante.

M.A. es una buena amiga. Siempre está ahí con su sonrisa dispuesta a escucharte. El comentario de esta película va dedicado a ella. Siempre escucha y me hace caso cuando le recomiendo algo, igual que yo la escucho cuando me recomienda música de la buena y películas de las buenas. Verdaderamente tiene muy buen gusto,  Y gracias a ella he vuelto a echar un vistazo a The Italian Job. Así que tómate esta crítica como un pequeño regalo/homenaje. Gracias, muchas gracias.

La manera de robar en la primera escena es antológica. Como en los dibujos animados, a través del suelo. No una vez, sino dos. Con Edward Norton a la cabeza y todo un equipo de mafiosos.

20 minutos de película y sorpresa de las grandes. Bienaventuradas sean las historias que todavía guardan encerradas en sí mismas la capacidad de sorprenderte con un giro inesperado en los acontecimientos. Hay alta traición y alguna vez escuché por ahí aquello del Código de los Ladrones. Pues no le robes a un ladrón y menos si es algo personal, no se pueden robar vidas.

Lo demás, un equipo. Cada uno con una función. Una pieza clave, en cada golpe, aunque ahora necesiten a una más en el grupo, un refuerzo con manos más suaves y delicadas capaces de culminar las labores. Me refiero a Charlize Theron, que hace un papel muy interesante, una mujer hecha a sí misma, muy seria.

La alineación es impresionante. Veamos los miembros del equipo:
-El guaperas conductor es Jason Statham y es el encargado de seducir y conducir. Todo un dandi versión golfo.
-El informático rarito es Seth Green, genio y figura, aunque las bromas vayan a su costa. Todo lo electrónico corre a su cargo.
-El artificiero es Mos Def, encargado de las detonaciones y del trabajo "menos fino", medio sordo debido a una explosión en la infancia que él mismo provocó. Ya apuntaba maneras desde pequeño. Nos aporta un buen toque de humor.
-El cerebro pensante, Mark Whalberg, que lo maquina todo a la perfección. Es la cabeza visible y el eje de todo el equipo.
-Por último se une, como ya hemos dicho, Charlize Theron, la abrelatas.

Mark Wahlberg al que no profeso mucha admiración, consigue interpretar bien el personaje y logra salvar los muebles; como protagonista, así debe ser. Por suerte, esta faceta le sienta bien. Aunque ya conozcáis mi opinión sobre el monopolio que existe en cuanto a expresión facial para este hombre, por lo menos aquí sonríe, y no le saltan las costuras.

Y en el papel de enemigo público, Edward Norton. No sé que más decir sobre este hombre. Quizá este papel no esté a la altura de American History X o El club de la lucha, pero sigue siendo un papelón. Creo que estoy enamorado cinematográficamente hablando, de este sujeto. Puede que sea mi actor favorito, sino el mejor, entre los tres primeros.

The Italian Job, mafia y Venecia. ¿Existe algo que reúna ambas cosas? Pues los más grandes, HOMBRES G con uno de sus temas más impresionantes nos lo muestra. Nadie nos lo puede explicar mejor que ellos.

Venezia
Io sono il capone della mafia
Io sono il figlio della mia mamma
Tu sei uno stronzo di merda ¡JA! ¡JA! ¡JA!
E un figlio di troia in Venezia Venezia... Venezia... Venezia...
¡CHA! ¡CHA! ¡CHA!
Lo tengo preparado, tengo las maletas. Vamos juntos hasta Italia, quiero comprarme un jersey a rayas. Pasaremos de la mafia, NOS BAÑAREMOS EN LA PLAYA...

jueves, 25 de noviembre de 2010

En cualquier escalera de España


Iba yo tan tranquilo paseando por las calles de Murcia, las calles de los pudientes, y he visto un escaparate con un bonito traje de arlequín. Mis neuronas se han puesto a funcionar y he pensado en todos los arlequines que he visto en mi vida. He llegado hasta el hueco donde se esconden los trozos de películas que guardo en mi memoria, los trozos de series, los trozos de dibujos animados y he recordado una escena de lluvia en la que Carmen Maura recogía del suelo una carta con un sonriente Joker, un augurio de buena suerte. Pero claro, con los arlequines ya se sabe, que traen buena suerte pero son muy pícaros.

Y así, surgida de la nada, de improviso, sin pretenderlo, me ha venido a la mente todo lo que significa La comunidad. Es una película española de Alex de la Iglesia. Me atrevo a ver pocas películas españolas, y puedo contar con los dedos de la mano las que recuerdo gratamente, pero ésta es una de las mejores. Alex es un gran director y tiene títulos bastante interesantes; un poco minusvalorado en este mundillo del cine donde "otros" que son llamados “genios” hacen unas películas "de aquella manera" y una vez que alcanzan la cima no pueden bajar los pies a la Tierra. Desde luego Alex no se lo tiene creído, y esperamos que así siga siendo, porque de vez en cuando nos ofrece estas perlas.

Por otra parte en la película aparece Carmen Maura. Me parece muchas cosas, podría calificarla con muchos adjetivos, casi todos buenos, pero me basta con decir que para mí es la mujer del cine. Es divina sin ser una diva. Es interesante siendo sencilla. Una gran actriz española, con un gran director español, y una película española que se puede ver y puede entretener. Hay que darle una oportunidad a este cine antes de pisarle el cuello, aunque a veces se lo busque él solito.

¿Qué tiene de especial esta película?  Pues para mí bastante. Está englobada en ciertos grupos de clasificación de películas que yo mismo hago. Por ejemplo, está en el grupo de películas que he visto más de un par de veces, porque me absorbe la trama, me gusta; es de esas películas que cuando un día cambias de canal y te pilla por sorpresa en la tele, te quedas con ella, aunque ya sabes cómo termina, permaneces expectante y la vuelves a ver. Son esas obras que nunca te pesan.

Otro grupo es el de las películas que ves cuando eres demasiado pequeño, y no puedes abarcar todo el sentido. Te falta haber vivido cosas para entender otras cosas. Aquí se necesita experimentar avaricia, codicia y necesidad para entender los ojos viciosos, avariciosos, codiciosos y ciertamente, muy necesitados.

De la película podemos decir que está plagada de actores españoles que tienen nombre en muchas series, gente importante porque lo hace bien e interpreta bien. La trama es genial, donde cualquiera puede apuñalarte por la espalda y en cierta manera, uno se siente tan observado, vigilado y perseguido como Carmen Maura mientras está en su casa (prestada).

Escenas geniales donde un AJEDREZ no es lo que parece y un anuncio de Don Limpio te hace ser muy, muy rico. Todo motivado por el poder de atracción y persuasión del dinero, puesto por encima de la vida humana de una persona, dos o las que se interpongan.

Momentos para recordar, muchos. La escena inicial que todavía me sigue poniendo el vello de la nuca de punta (lo que hace un gato), momento STAR WARS con unos prismáticos y el inesperado final, que culmina como una partida de Monopoly; si es que alguien ha conseguido acabar alguna vez, claro.

Recordad que la avaricia hace que 15 hombres vayan en el cofre del muerto... Ron.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Soy el tipo más peligroso... Controlo los calzoncillos


Edward Norton ha participado en películas que hoy día considero básicas en la historia del cine. Y si ha  sido parte de esas películas de culto, será por algo. Sabe hacer dos papeles tan distintos y ambos tan logrados que dan ganas de hacerle un monumento. De repente llegaron esos dos años maravillosos de este fabuloso actor. En 1998 American History X y sólo un año después El club de la lucha. Con American History x se le escapó el Óscar al mejor actor a nuestro querido Norton, pero solo porque pasaba por allí Roberto Benigni con su increíble interpretación en La vida es bella. Ese año el Óscar debió de partirse en dos, un trocito para cada uno.

American History X es todo un documental. Porque te enseña lo que te pasa cuando eres malo. Es una de esas películas con moraleja, con mensaje, con segundas intenciones y todo lo subliminal que cada uno pueda inferir de las escenas en blanco y negro. Otra vez el blanco y negro en una película, y otra vez está justificado: es por algo. La mayoría de cosas importantes están así, sin color, para que sólo prestes atención a lo que dicen, a lo que hacen; para que mires los ojos ciegos de Norton. Él... que presume de abrir los ojos...

Derek es un neonazi. Es una raza superior... o eso cree él. Discursitos por allí, discursitos por aquí. Y repitiendo una y otra vez la perorata, se convence él mismo de que lo que dice es verdad. Por desgracia, logra convencerse a sí mismo y a cuatro idiotas que van con él. Desgraciadamente otra vez, involucra a su hermano pequeño en ese mundillo fecal, en esa amalgama de detritus que lleva por bandera una cruz gamada y que sólo entiende de odio, racismo y puños americanos. Se siente un Dios, se siente un rey, pero no se puede jugar a ser un vaquero (siempre BLANCO) justiciero y tomar libertad de acción.

Casi todo se paga en esta vida, y a veces se necesita recibir una buena tunda y ver como todos esos BORDILLOS te rebotan a ti. Derek entra en la cárcel y sigue convencido de su ideología. Pero poco a poco pasa por un proceso de iluminación. Recibe POR TODOS LADOS, ve como los latinos se mezclan con los arios por la droga, descubre que todo es una patraña, que los ideales no existen y lo que prima sobre el resto es el interés, que el odio lo ha llevado a una vida miserable en la cárcel y que se está pudriendo y su única diversión es un partido de baloncesto. Menos mal que al final se quita la venda.

Cuando sale de la cárcel es otra persona. Ha pasado la expiación divina, ha sido perdonado e intenta cambiar lo que estaba mal. Se intenta apartar de su antiguo mundillo pero todos reclaman a su antiguo dios. Aún así, no es tan fácil. Los ambientes enrarecidos dan asco, y aquel tugurio donde se forja el odio de su hermano, donde antes él subía al estrado dando discursos de cómo y dónde golpear a un negro, se convierte en el infierno. Intenta sacar a su hermano de allí, pero su hermano se ha convertido en lo que era él, y quizá necesite un proceso de expiación que nunca tendrá.

La película tiene una parte final que es lo que más me gusta, y a la vez lo que te hace bajar los pies al suelo, patear la grava y comprobar que la caída es dura, cuando se sube demasiado. Un golpe que entumece los músculos y astilla los huesos. Cuando crees que todo va a salir bien, cuando parece que las cosas tienen arreglo, el momento final de la obra nos demuestra que casi siempre, lo que mal empieza, mal acaba, y debemos enmendar cuanto antes nuestros errores, porque a veces alcanzan tal gravedad que no tienen vuelta atrás.

Acabo con esta obra maestra y dejo para el final a Lamont. Un negro que está en la cárcel y que controla los calzoncillos... Para mí, un ideal de grandeza que en teoría tiene un papel testimonial simplemente, pero no puedo dejar de pensar que es la clave de la película. Lamont, ese hombre que nos recuerda, que todos somos iguales, con sábanas blancas o sin ellas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Trilogía de Jim Carrey (parte III) El show de una vida


Nos ponemos en pie y aplaudimos para hablar de esta película. Atención al dato: Es de 1998, no hace falta gran tecnología ni efectos especiales increíbles para crear una película espectacular y emocionante. Hace ya mucho tiempo que se rodó, y cuanto más nos sorprende una película anterior, es porque sabe guardar la calidad.

Otra película de Jim Carrey y para sorpresa de los que no la han visto, esta vez no es una comedia. Es un gran drama, con un grado de sensibilidad que puedes acariciar la pantalla para secar las lágrimas de Truman.

La película tiene una potencia que se encierra en la mente de Truman. Esas ansias de volar, esas ganas de huir, dejarlo todo, apartar los chismes del escritorio a un lado y que se precipiten al vacío de la papelera. Barrer a toda esa gente que lo ahoga con la rutina y salir corriendo. Su vida es una mentira, que tapa a otra, y aunque en la película vista unos ridículos pantalones cortos de cuadros escoceses, está muy desnudo, indefenso ante los ojos de la humanidad que lo contempla sin pudor y sólo le otorgan un abrigo de falsedad.

¿Dónde quedó su pudor? ¿Para cuándo la intimidad de una noche a solas? Los ratos de expansión mental que te hacen hablar solo, frente al espejo... Y en esta película anegados por un torrente de ojos viciosos que necesitan saber día tras día que ha hecho y dicho su mono de feria.

Un bucle de recuerdos que todos conocen. Nuestra cara en cojines, tazas con nuestro nombre y un utensilio de cocina que sirve para cortar, pelar y triturar, todo en uno, acompañado de una gran taza de humeante Moca-cao.

¿Cuántas veces se puede engañar a un hombre? Una, dos, doce, veinte... Si eres Truman las que quieras. Y encima dirán de él que la culpa es suya. Que se deja y se conforma con lo que tiene. Como dicen en la película si nos ofreciesen esa realidad muchos aceptaríamos cerrar el pico y seguir viviendo felices, dentro de una mentira, pero felices. Pero el amor lo mueve, y hace que necesite buscar lo que siente. Perseguir una cara en las revistas, una promesa, una ilusión. Siempre nos quedará Fidji.

Con todo esto Jim Carrey demuestra que el encasillamiento no es justo. Grandes comedias pero, mejores dramas. Sabe llorar, sabe sufrir, sabe amar y sentir miedo por un recuerdo trágico en el agua. Parece triste e injusto acabar así, pero hay que sentirse orgulloso de la valentía de seguir adelante, después de tocar EL FIN DEL MUNDO con una barquita, tras haber descubierto que todo es un trozo de cartón y plástico... y tener fuerzas para llegar al final de la película, Truman y Carrey, los dos juntos, y acabar con una sonrisa, esa sonrisa que nadie le podrá quitar.